
Algunos
analistas consideran los recursos naturales de la zona como únicos en toda la
región del Caribe y, estando en excelente estado de conservación, dignos de
mantenerse vírgenes para asegurar su integridad.” Juan Lladó”
Si
pueden o no construirse hoteles en Bahía de las Águilas (Bdla) es un asunto
controversial. Mientras algunos ambientalistas permitirían hoteles pequeños y
otras instalaciones para la recreación y el ecoturismo en la playa, otros se oponen
tajantemente por temor a los daños ambientales que podrían causar. Cuando se
examinan los recursos naturales que podrían estar amenazados, sin embargo, la
opción de los pequeños hoteles y las otras instalaciones "ecológicas"
parece viable. El siguiente reto seria determinar su tamaño y como orquestar su
desarrollo sostenible.
El
hecho de que BdlA este clasificada como "Paisaje Protegido" implica
algunas restricciones a su uso. Pero su colindancia con el Parque Nacional
Jaragua supone que su uso debe ser más cuidadoso que si no existiera esa
colindancia por la "conectividad" entre los ecosistemas respectivos.
Se deduce entonces que cualquier amenaza para uno implicaría una amenaza para
el otro, a pesar de que el "polígono" de BdlA tiene 11.5 kilómetros
lineales, según la Ley 202-04. De ahí que haya que comenzar por examinar los
recursos naturales del uno y del otro, para determinar mejor cuales desarrollos
serían permitidos en el área de la playa misma.
Las
mejores descripciones del Parque y de BdlA dejan la impresión de que su flora y
fauna no son de por sí tan excepcionalmente únicas
(monografias.com/trabajos13/bahia/bahia.shtml). Iguanas, solenodontes, jutías,
tortugas de agua dulce y marinas, humedales, palomas y otras aves, yacimientos
arqueológicos y playas pueden encontrarse en varios otros ecosistemas costeros
del país. Pero son las especies endémicas -como el gecko, el lagarto más
pequeño del mundo de Isla Beata-y la condición de virginidad de esos recursos
que lo hacen singulares y verdaderamente prístinos. Algunos analistas los
consideran como únicos en toda la región del Caribe y, estando en excelente
estado de conservación, dignos de mantenerse vírgenes para asegurar su
integridad.
Con
respecto a BdlA específicamente, lo amenazado por un limitado desarrollo
turístico no sería solo la banda de arena. También habría que cuidar la
estrecha llanura que, poblada por cactus y matorrales del bosque tropical seco,
está flanqueada tierra adentro por un farallón de roca caliza de baja altura.
Entre sus rasgos principales se incluyen ser el centro de anidamiento de
tortugas más grande del Caribe (con la mayor densidad de careyes juveniles que
hay en el mundo) y de los arrecifes coralinos mejor preservados del Caribe. Los
corales y las praderas marinas tienen presencia en BdlA, pero también en el
resto del gran litoral costero del Parque.
En
base a estos criterios, a quien esto escribe, le parece posible armonizar, en
BdlA, ese desarrollo hotelero de pequeña escala con la conservación de los
recursos naturales. Para la disposición de aguas servidas, por ejemplo, no solo
existen ya sistemas de recolección y plantas de tratamiento que evitarían la
contaminación y las potabilizarían en un 80% sino que, además, el desagüe
podría hacerse a millas de distancia de la costa mediante un emisor marino. (La
ciudad de Cartagena bombea las suyas a 5 millas, protegiendo así su playa de
manera efectiva.) Con tales medidas se estaría también protegiendo las praderas
marinas, las cuales son muy pocas en BdlA en comparación con las existentes en
las playas más al sur del litoral.
Si se tratara de las tortugas, la primera medida sería cerrar el acceso a los últimos dos kms del sur de la playa, durante los cuatro meses de anidamiento, por ser esa franja la única afectada. Eso se acompañaría con la creación de un gran criadero de tortugas en las playas aledañas, tal y como se hace en Brasil (tamar.org.br) y varios otros países. Después de todo, actualmente el Ministerio Ambiente recoge los huevos y, para evitar la depredación humana, los lleva a incubar a su estación de la Laguna de Oviedo. En relación con las aves, las iguanas, los selenodontes y jutias, se asumiría que se desplazarían hacia el interior del Parque y que medidas compensatorias garantizarían su conservación.
Lo
que restaría por definir sería lo que significa "pequeña hotelería"
para un área que algunos han estimado en 60 millones de metros cuadrados. Como
la Coalición objetó los "ecolodges" de 70 habitaciones propuestos por
Argos, lo "pequeño" podría definirse como de no más de 35
habitaciones. En una primera etapa se permitirían 5 de estas instalaciones y en
una segunda, tres años más tarde y sujeto a una revisión de impacto, otras 5.
Lo ideal sería que si las construyeran y operaran organizaciones
ambientalistas, pero también sería posible que, sujeto a auditorías ambientales
periódicas, la inversión y la operación estuviera a cargo de uno o varios de
los hoteles grandes que se instalen en Cabo Rojo.
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